Molinos que en el campo son navíos
Ideados en un principio para moler harina, los molinos de viento del Campo de Cartagena protagonizan el paisaje campestre de los municipios que ocupan esta llanura: Cartagena, Fuente Álamo, La Unión, Los Alcázares, Mazarrón, San Javier, San Pedro del Pinatar, Torre Pacheco y hasta algunas pedanías de Murcia al sur de la Sierra de Carrascoy, como Sucina.
Levantadas en su mayoría entre los siglos XVIII y XIX, salvo contadas excepciones, tras haber quedado en desuso, estas singulares edificaciones se encuentran hoy en estado de ruina o seriamente amenazadas.
El documento de más antigüedad que atestigua la presencia de los molinos de viento data del año 1755. Siendo en el siglo XIX cuando más proliferan.
Los molinos de viento del campo de Cartagena son únicos en España. Mediante un eje atravesado por cuatro pares de varas, sostienen cuatro velas triangulares, pudiendo el molinero desplegar un mayor o menor número de velas en función de la fuerza que llevara el viento.
Los encontramos de cuatro tipos diferentes: harineros, salineros, aceiteros y los dedicados a la extracción de agua.
Los molinos harineros, creados para la molienda de cereales, se sitúan en espacios elevados y diáfanos de edificaciones. La falta de corrientes de agua obliga al uso del viento para moler el grano. Su altura oscila entre los seis y ocho metros y su diámetro interior va aumentado conforme toman altura. Albergan tres plantas unidas por escalera de caracol adosada al muro interior. En la superior se ubican la maquinaria y dos grandes piedras de moler. En la planta baja suelen disponer de dos puertas enfrentadas. Su estructura está hecha generalmente de piedra caliza, con mortero de cal y arena.
Los molinos de viento para la obtención de agua surgen por la escasez de este recurso en el campo de Cartagena. La importancia del viento fue factor decisivo en la proliferación de los molinos. Los vientos más fuertes soplan del mar a tierra.
Durante el siglo XVIII, a causa del incremento de la población cartagenera, ligada a la creación de numerosas estructuras civiles y militares, hubo una gran demanda de molinos, Hacia el año 1755, Cartagena contaba con 74 molinos de viento. Desde el último tercio del siglo XIX y hasta la segunda década del siglo XX, se popularizó el molino de arcaduces y hubo un resurgimiento debido al auge de la minería.
El uso de los nuevos motores de vapor y explosión en el siglo XIX y la progresiva electrificación del medio rural, irán haciendo que desaparezcan.
Según el censo de los molinos de viento, en 1973 quedaban en el término municipal de Cartagena 154 molinos de viento. Gran parte fueron construidos entre los siglos XVIII y XIX, la mayoría se encuentran en estado de ruina debido al desuso, a pesar estar protegidos como BIC.
Del 60% de los molinos solo queda la torre y muchos son de propietarios privados.
Tras un prolongado periodo de deterioro, el conjunto de los molinos de viento recibió el 4 de diciembre de 1986 la protección jurídica otorgada por la declaración como Bien de Interés Cultural de España. Declaración a la que siguió, el 26 de junio de 1998, la inclusión en la categoría cultural de la Lista Indicativa de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, dentro del conjunto denominado «Molinos de vela del Mediterráneo».
El 16 de septiembre de 2014, los molinos de viento del Campo de Cartagena fueron incluidos en la Lista roja de patrimonio en peligro de la asociación Hispania Nostra.
Como respuesta al abandono de los molinos de viento, las administraciones han acometido la restauración de algunos elementos como el Molino Viejo de Zabala, en 1999 y 2019, el de La Puebla, el de La Palma, el de Pozo Estrecho, el de Alumbres o el de Los Mateos (2021), todos ellos en Cartagena.
En Torre Pacheco han sido restaurados el molino del Pasico, en 1991, el del Tío Paco, el de Hortichuela, y el del Tío Facorro, en 1997.
Molino Zabala
El harinero Molino Viejo de Zabala, situado en las cercanías de la carretera de Canteras-La Azohía (RM-E22), en la diputación cartagenera de Perín, fue incluido el 10 de enero de 1986 por la Dirección General de Cultura de la Región de Murcia en el expediente incoado para su declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), momento desde el cual y merced a la Ley 16/1985 de Patrimonio histórico, disfruta de la protección jurídica de un BIC.
Ya en 1755 hay referencias al molino en el Catastro de Ensenada, apareciendo como propiedad de Francisco Zabala, maestro herrador, y arrendado a Salvador Paredes.
Entrado el siglo XIX y durante generaciones, el molino pasa a pertenecer a Antonio Madrid y su familia. Entre los años 1830 y 1840, el molinero Juan Antonio Madrid Agüera construyó en las proximidades otro molino para uno de sus hijos, el llamado Molino Nuevo de Zabala.
El Zabala cesó su actividad en 1986, y posteriormente fue restaurado con fondos del Programa de Desarrollo y Diversificación Económica de Zonas Rurales (PRODER), siendo visitable en la actualidad.
El molino se levanta sobre una planicie de gran altitud en el interior de la diputación de Perín, un lugar idóneo para recibir los vientos. El exterior de la torre tiene forma de tronco de cono, y su interior está dividido en tres cámaras de alrededor de cuatro metros de diámetro: la planta baja, dedicada al almacenaje de cereal y los sacos donde guardar la harina; la primera planta, donde se encuentra el regulador centrífugo que, desde la segunda mitad del siglo XIX, aseguraba la automatización de la molienda; y la segunda, donde encontramos la maquinaria y las muelas de molino.
Junto al molino se halla un aljibe rebajado de planta circular, con cúpula de casquete y brocal de planta cuadrada; los brocales se cerraban con puertas ciegas, al agua se le añadía frecuentemente una pequeña adición de cal, para impedir que se desarrollen larvas de mosquito.
El Zabala mide 11,25 metros de altura (7 de la torre y 4,25 del chapitel) y 22 de perímetro. Cuenta con ocho aspas de 10 metros.
Molino de Molero Pérez
También en Tallante, en la carretera del Rincón de Sumiedo, encontramos otro molino harinero dentro de una propiedad privada. El molino de Molero Pérez tiene la torre en buen estado, pero no conserva la maquinaria.
Molino de Subiela
Con su torre y demás elementos en estado de ruina, en Tallante se encuentra también el Molino de Subiela.
Molino de Juan Tomillo
Junto a la Ermita de San Isidro, en la diputación del mismo nombre, se encuentra, en estado de deterioro, el molino harinero de Juan Tomillo, conocido también como Molino de la Tía María la Huertana o Molino de la Tía Jarapa -también simplemente como Molino de San Isidro-, que conserva parte de la estructura de la torre, pero no así el resto de la maquinaria.
Molino del León
Siguiendo en la zona oeste de Cartagena, pero ya en la diputación de La Magdalena, bastante deteriorado y en el interior de una finca privada, está el harinero Molino del León, construido a base de piedra caliza y bloques piedra de origen volcánico.
Molino del Tío Jarapa
También en la diputación de La Magdalena, en Cuesta Blanca, hay un molino fácilmente reconocible por su gran tamaño, su buen estado de conservación y la forma de su torre, de posible influencia manchega.
Molino de Santa Bárbara
En la diputación de los Puertos de Santa Bárbara se conserva la torre del molino de Santa Bárbara.
Molino de La Cerca
A unos 6 kilómetros del casco urbano de Cartagena, en Santa Ana, próximo a la iglesia de la localidad, se encuentra el Molino de La Cerca, reconstruido durante el año 1999.
Su estructura es un muro de carga en forma troncocónica, con una sola puerta, ejecutada en fábrica de mampostería no careada, utilizando mortero de cal y arena. Las piedras son del tipo calizo de las encontradas en los alrededores.
En la parte exterior se encuentra el pozo, sobre el que se sitúa la rueda de arcaduces o noria del molino, apareciendo, alrededor de esta, un brocal de mampostería no careada.
El molino consta de dos cuerpos. Un primero, en el que se sitúa la linterna de abajo y la rueda del infierno, y una escalera, y un segundo cuerpo con la maquinaria.
Del eje o botalón del molino salen los palos que sujetan el velamen. Situada en el término medio del botalón nos encontramos la rueda de aire.
La rueda terrera es la pieza que cierra lo alto de la torre del molino. Sobre ella se apoya el telar, que es el armazón de madera que hace la función del soporte horizontal y rotatorio de las piezas verticales de la maquinaria.
La escasez de agua ha sido uno de los problemas principales de la comarca de Cartagena, necesitando durante siglos un gran esfuerzo para hallarla en el subsuelo y elevarla para el riego de los campos. Por esta razón el molino más abundante y significativo de los del Campo de Cartagena es el de agua, debido a la continua sequía de la comarca.
Este tipo de construcciones reemplazó a las llamadas norias de sangre o de tracción animal. En éstas, los cangilones, sujetos con maromas, elevaban el agua hasta una balsa para su posterior distribución a los campos de cultivo, utilizándose estas norias hasta que llegaron los molinos de agua a toda la comarca durante el siglo XIX.
"El joven monarca", Pablo Neruda
Molino de Los Camachos
A unos 25 kilómetros del núcleo urbano de Torre Pacheco, en el Caserío de Los Camachos, se encuentra el molino del mismo nombre.
Como en la mayoría de los casos, la estructura del cuerpo del molino es un muro de carga en forma troncocónica, con una sola puerta, ejecutada en fábrica de mampostería no careada, utilizando mortero de cal y arena. Las piedras son del tipo calizo de las encontradas en los alrededores, piedras que se encuentran muy visibles en el edificio.
En el exterior, sobre el poso, adosada a la torre, se encuentra la noria que eleva el agua a través de los cangilones o arcabuces y la deposita en un canal o balsa. Alrededor de la noria se observa un brocal de mampostería no careada.
El molino consta de dos cuerpos: del primero sale la escalera y en él se encuentran la rueda del infierno y la linterna de abajo; en el segundo cuerpo es donde se ubica la maquinaria.
En la corona del molino puede apreciarse un capuchón confeccionado con madera de pino.
Molino de La Pinilla
La Pinilla, pedanía de Fuente Álamo y uno de los poblados más antiguos de la zona, se formó en la calzada romana que iba desde Cartagena a Jaén, posteriormente denominado Camino Real de Cartagena a Lorca.
Su situación en las cercanías de veredas como la Colada de la Venta Seca, la Colada de La Pinilla a Las Palas, la Colada de la Pinilla a Fuente Álamo y cercana a las costas de Mazarrón, le hizo ser un lugar de establecimiento de terratenientes e hidalgos en el siglo XVIII. Éstos, al instalarse en la zona, erigieron los molinos, en su mayoría para cereales.
El molino harinero que nos trae a esta población, situado en la falda de la Sierra del Algarrobo, contaba de techo giratorio y velas triangulares de corte latino.
La forma de la torre es cilíndrica tronco-cónica y está construida en mampostería. El cuerpo, formado con piedras calizas de la zona, cuenta con dos puertas y dos ventanas opuestas, unas ubicadas hacia el este y otras hacia el oeste. La sedimentación tiene un metro de altura.
Molino de Arriba
Perteneciente al municipio de Murcia, pero en las pedanías cercanas al Campo de Cartagena, se encuentran varios viejos molinos de viento que en su mayor parte han perdido totalmente su funcionalidad.
En concreto en la pedanía de Sucina, se encuentran dos ejemplos con dispar suerte en cuanto a su conservación: el Molino de Arriba y el Molino de Abajo.
El primero se ubica dentro de una finca privada donde ha sido reconvertido su uso pasando a ser una gran biblioteca privada, mientras que el segundo ha quedado en el olvido más absoluto hasta el punto de encontrarse en grave riesgo de desaparición.
Los restos que se conservan corresponden a un molino de harina configurado por una estructura de mampostería y cal de planta circular que presenta sus paredes en talud.
Se trata de un molino harinero donde los elementos de de molienda, para el prensado del cereal, eran movidos por la fuerza eólica.
Molino de Pudrimel
En el extremo de La Manga, extenso brazo de tierra de casi veinte kilómetros de longitud entre dos mares, el Mar Menor y el Mediterráneo, en la que podríamos considerar zona casi virgen llamada El Pudrimel, frente al mar, se levanta un antiguo molino salinero, utilizado en su tiempo tanto para moler sal como para elevar el agua a las balsas.
Este molino no presenta a lo largo del cuerpo las típicas ventanas, apareciendo en cambio una única abertura en la cara frontal que constituía la puerta de ingreso a la maquinaria, que originariamente debió ser de madera y de la que tan sólo ha quedado el marco.
El molino aunque no en muy buen estado, conservaba hasta hace poco parte de su engranaje.
Molinos salineros del Mar Menor
Molino de San Quintín
En el Paseo Marítimo de San Pedro del Pinatar, lindando con las charcas del Parque Regional de las Salinas, se emplaza el Molino de Quintín, que se encuentra en aceptable estado de conservación, ya que guarda el engranaje y casi en su totalidad, salvo algún pequeño desperfecto, el chapitel que lo cubría y la estructura de madera de las velas.
El Molino de Quintín sigue el esquema general de este tipo de construcciones: cuerpo tronco-cónico, revestido con mortero de cal y arena.
Presenta a lo largo del cuerpo una serie de ventanas, con contraventana de madera en azul. En su cara frontal se encuentra la puerta de ingreso a la maquinaria, también en madera de color azul, y a ambos lados, las norias de madera.
Molino del Tío Facorro
La presencia de los molinos harineros fue más frecuente desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX y, junto a los molinos dedicados a la extracción de agua fueron esenciales en la economía del sureste español.
Destacan los conservados en el municipio de Torre Pacheco gracias a los proyectos de restauración y conservación llevados a cabo por el Ayuntamiento de la localidad.
Estas actuaciones han devuelto a estos gigantes toda su monumentalidad e importancia. La gran tradición agraria de la zona desde hace siglos, de la que se documentan numerosas villas romanas dedicadas al cultivo del cereal hacía totalmente necesaria la presencia de molinos con los que convertir el trigo en harina o extraer agua del subsuelo para el riego a través de la conversión de la fuerza del viento.
La aparición de los molinos en la Villa de Torre Pacheco data del siglo XVIII, aumentando su presencia durante el siglo XIX, concretamente entre los años 1837 y 1898, cuando aparecen censados 28 molineros maquileros que iban pagando impuestos por el uso del molino, sin necesidad de que el molino fuera de su propiedad.
En el núcleo del pueblo de Torre Pacheco, dentro de su entramado urbano, tenemos el Molino del Tío Facorro.
Con la aparición de las fábricas de moler y la ampliación urbanística, los molinos comienzan a desaparecer. Afortunadamente, este molino ha sobrevivido y se ha convertido en un edificio más dentro del paisaje urbano del municipio.
Molino del Pasico
En las cercanías del pueblo de Torre Pacheco, junto a la Ermita de Nuestra Señora del Pasico, en la pedanía de Hortichuela, se encuentra el Molino del Pasico, resaturado en 1991.
La estructura del molino, construida a base de mampostería trabada con argamasa de cal y arena, encalada en su exterior, es de planta circular, mientras que su alzado, como todos los de su clase, tiene tendencia troncocónica.
Su cubierta, de madera, está construida de tal forma que permite la movilidad de las aspas para orientarlas a la dirección del viento.
Su interior tenía tres plantas construidas en madera donde se situaba la maquinaria necesaria para la fabricación de la harina. En la actualidad la maquinaría está completamente restaurada y en perfecto estado para su uso.
La documentación hallada sobre este molino nos habla de como en la Pedanía de la Hortichuela en 1844 aparece documentado un molino harinero a nombre Juan Roca Saura, su propietario hasta 1855; después pasa a Antonio Roca Aparicio, de 1862 a 1869; luego cambia a manos de Mateo García, de 1863 a 1864; y así va pasando por diversos dueños hasta 1910 cuando siendo propietario Fancisco Nieto Cañavete se conoce ya como el molino del Pasico. Desde 1940 pertenece a Mateo Nieto y, tras su muerte, sigue siendo propiedad de la misma familia.
Molino de los Paquillos
A medio camino entre Avileses y Balsicas, delimitando los términos municipales de Murcia y Torre Pacheco, se encuentra el harinero Molino de los Paquillos. Una de sus puertas, la principal, se encuentra hacia Balsicas y la otra hacia Avileses.
Como la mayoría de los molinos de viento, se encuentra sobre una loma. La torre de mampostería es de forma tronco-cónica. En su momento la construcción contaba con techo giratorio y velas triangulares de corte latino. Su forma es cilíndrica, poseyendo dos puertas y dos ventanas opuestas, ubicadas unas hacia el este y las otras hacia el oeste.
Su cimentación tiene la altura de un metro, la estructura del muro de carga es de forma cilíndrico-cónica, ejecutado con fábrica de mampostería, y las piedras son del tipo calizo de las que se encuentran en los alrededores.
Molino de Hortichuela
Este molino se encuentra en las proximidades del municipio, ubicado en el caserío o pedanía de la Hortichuela.
El Molino de la Hortichuela se haya dentro de una terna de tres de estos inmuebles que han tenido la suerte de poder entrar en un proyecto de restauración y puesta en valor de los antiguos molinos de viento del municipio, dentro de los planes generales marcados por Europa sobre el turismo sostenible.
Estaba dedicado a la extracción de agua para el uso agrario y ganadero. Como todos los de su clase tiene una planta circular que desarrolla un diámetro de unos siete metros, mientras que el cuerpo del molino llega a alcanzar los oco metros de altura, sin contar con la cúpula cónica de madera que corona la construcción.
La totalidad del inmueble sin contar su tejado está realizado utilizando piedras y argamasa, cubierto todo ello de encalado blanco. Las aspas se mantienen en pie y su envergadura alcanza a hasta los 14 metros de largo.
Como construcción anexa existe una gran balsa donde se depositaba el agua y que tiene unas dimensiones considerables, alcanzando unos 15 metros de largo por 8 de ancho.
Consta también de una pequeña noria que se encuentra en uno de los laterales cercano a la balsa. En ella se colocaban los arcaduces, pequeños recipientes de barro con los que se sacaba el agua.
También anexa existe una gran casa tradicional de campo a la que pertenecía el molino, de planta rectangular, con tejado a dos aguas y la tradicional teja islámica.
Son los labriegos jóvenes que aran en el cielo su porción redonda de aire. Cubos de tierra líquida vuelcan su gozo en las balsas. En el cónico remate de sus torres, una ventanita. Y las velas, curvándose de azul. La tierra compacta que los sustenta es dorada. Fina tierra en declive que acabará en barco.
Carmen Conde. "Vientos. Los molinos". (Júbilos, 1934)
Molino del Tío Paco
Junto a la carretera que va desde El Jimenado hasta Los Navarros, situado sobre una planicie en medio de una era a unos 100 metros del caserío al que pertenece, y frente a una urbanizzación de construcción reciente, el del Tío Paco es un molino harinero de tres cámaras.
Su primer molinero fue Francisco Álvarez, desde el año 1838 hasta el 1860, denominándose entonces con el apodo de “El Tío Paco”. Desde entonces ha tenido varios dueños hasta 1910, siendo el último molinero Virgilio Mateo Rebollo desde 1933 a 1936, año este último en el que el molino dejó de funcionar y quedó abandonado.
En los años 90 del siglo XX se procedió a limpiar y consolidar el molino para evitar que se siguiera deteriorando y hoy se encuentra totalmente restaurado perteneciendo al Ayuntamiento de Torre Pacheco.
Molino de Molino Derribao
El Molino Derribao se localiza en Santa Ana, en el término municipal de Cartagena, a 6 kilómetros de distancia de dicha ciudad. Tiene una sola puerta y cuenta con una noria adosada a la torre para elevar el agua a través de los cangilones o arcabuces y depositarla en la balsa.
La estructura del cuerpo es la habitual de un muro de carga en forma tronco-cónica, ejecutada en fábrica de mampostería no careada, utilizando mortero de cal y arena. Las piedras son del tipo calizo de las encontradas en los alrededores.
En la parte exterior se encuentra el pozo, sobre el que se sitúa la noria del molino y alrededor de esta un brocal de mampostería no careada.
Consta de dos cuerpos, en el primero aparecen la linterna de abajo, la rueda del infierno y la escalera. El segundo cuerpo alberga la maquinaria.
Aún puede apreciarse en la corona del molino restos del capuchón de madera de pino.
Los llamados molinos de cangilones o molinos de agua fueron el mayor ingenio para extraer el agua del venero y sacarla a superficie valiéndose del viento que mueve las velas y hace rodar un engranaje que termina en la rueda de los arcaduces, de forma que éstos se van llenando y subiendo el preciado liquido a la superficie.
Molino de los Mayordomos
En las afueras de Las Palas, ya dentro del municipio de Fuente Álamo, nos encontramos con el Molino de Los Mayordomos, que conserva en buen estado su torre, pero tiene el resto de elementos casi en ruinas.
Molino de Salustiano Salinas
En el mismo pueblo de Las Palas, en el interior de un parque, aparece el Molino de Salustiano Salinas que únicamente presenta la torre y en mal estado.
Molino de La Majada
Ubicado en una loma de la pedanía de La Majada, lugar tradicional de pastores, en el término municipal de Mazarrón, se encuentra, en estado casi ruinoso, este molino harinero construido en mampostería y cuya torre guarda la típica forma cilíndrica troncocónica.
Su cuerpo consta de dos puertas y dos ventanas opuestas, unas ubicadas hacia el este y otras hacia el oeste. La sedimentación de este molino tiene la altura de un metro.
Una vez decayó la explotación de las minas de alumbre en Mazarrón se produjo el principio del fin de la época del auge económico en la comarca.
La proliferación de molinos en el paisaje rural y costero de la zona se produce durante los siglos XVIII y XIX, tras la recesión económica y con el surgimiento de la almadraba y las salinas, el aprovechamiento de los pastos de los montes, el cultivo de la barrilla y la práctica de una agricultura de secano.
Molinos en la diputación de El Lentiscar
La diputación del Lentiscar es una de las grandes extensiones del Campo de Cartagena que ha transformado totalmente su tradicional agricultura de secano en regadío, mediante las aportaciones de agua recibidas del trasvase Tajo-Segura y de los acuíferos subterráneos de la zona, predominando entre los cultivos las hortalizas y los agrios, así como actividades avícolas en granjas. Su territorio está atravesado por la importante vía de comunicación que es la autovía del Mediterráneo, que une Cartagena con Alicante y por una densa red de caminos rurales.
Se trata de una zona históricamente de tránsito en dirección a la ciudad de Cartagena, donde desde muy antiguo existió el llamado Camino de la Ylada, antigua vía romana que venía de Tarragona a Cartago Nova, entrando en la diputación de Lentiscar por Hoya Morena en dirección a La Aparecida y por las proximidades del actual monumento de la Torre Ciega se dirigía a la ciudad. También en esta diputación se encontraba el camino que conducía a los peregrinos al monasterio de San Ginés de la Jara.
Sus límites quedan establecidos al Norte por los términos municipales de Los Alcázares y Torre Pacheco, al Sur por las diputaciones de El Algar y San Félix, al este por el mar Menor y al Oeste con la diputación de La Palma.
La mayoría de los molinos de la zona se encuentra en deplorable estado de abandono.
El Jeringal está situado en la diputación cartagenera de El Lentiscar, próximo a los caseríos de Los Aparicios y de Los Rosiques. Su nombre procede muy probablemente del resultado de un metaplasmo del apellido Feringán, ingeniero militar que se estableció en Cartagena en los primeros años del siglo XVIII y tuvo características en esta zona.
En la diputación de El Lentiscar se encuentran también el molino de La Puebla, de sacar agua y diez palos, situado en las Casicas; el también de sacar agua del Vinatero; el de moler cereales del Lechero, lindante con El Algar; el llamado de los Castillos o de Bartolo y el de Juan Gloria, ambos también de sacar agua.
Molino de Casa de la Gila, en Los Beatos, diputación de El Algar
Molino de Casa San José, en la diputación de El Algar Molino de la Finca del Inglés
- Agüera Paredes, Catalina (2002). «Rehabilitación del molino de viento en la diputación rural de Santa Ana (Cartagena)» (pdf). Actas de las III Jornadas de Molinología. Ayuntamiento de Cartagena. p. 11-17.
- Romero Galiana, Carlos (2003). Antología de los molinos de viento: Cartagena, siglo XXI. Cartagena: Editorial Corbalán. ISBN 84-933047-0-0.
- Romero Galiana, Carlos (2001). «El molino Zabala» (pdf). Cartagena: III Jornadas Nacionales de Molinología.
- Romero Galiana, Carlos (2003). «Los molinos de Perín». Antología de los molinos de viento: Cartagena, siglo XXI. Cartagena: Editorial Corbalán. p. 41. ISBN 84-933047-0-0.
- https://listarojapatrimonio.org/ficha/molinos-de-viento-del-campo-de-cartagena/
- https://custodiadelgarbancillo.es/recursos-culturales/molinos-harineros-de-viento/
- https://bttysenderismoconanthercas.blogspot.com/2018/08/ruta-molinos-harineros-de-viento-del.html