"Unimos nuestro grupo a aquel molino abierto en ocho alas del tío Poli. Tan crédulos los tres, amigo nuestro, tan locos por verdades inmortales. Amasaron con sangre tu silencio que al fin se reventó quebrando diques. Tú no fuiste poeta enajenado sino hombre que arroja en la poesía toda el hambre y la sed del pueblo suyo, sembrándola de amor a dentelladas. Veíamos el río aquella tarde". (Carmen Conde. El tiempo es un río lentísimo de fuego). En la fotografía, Miguel Hernández, Carmen Conde y Antonio Oliver ante el molino del tío Poli, en Los Dolores (Cartagena), 24 de agosto de 1935. Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver

“Enfrente de nuestra casa está la balsa con el molino del tío Poli, sobre unas callecillas de granados y almendros. Allí acudía Miguel en primavera o verano, no lo recuerdo, y después de comer nos paseábamos por Los Dolores, admirando las numerosas y hermosas fincas, cuyas tapias están rematadas por puntas de
cristales infernales. Miguel brama palabrotas contra quienes hacen semejantes infamias contra los pobres chiquillos que ya no pueden saltar las cercas para coger la fruta de los huertos (...) nos reíamos y nos retratamos ante el molino del tío Poli, rodeados de cabras que parecen llevadas a propósito”.
Carmen Conde



Como el verso de ocho sílabas
el molino de ocho aspas.
Las palabras son las velas.
Las velas son las palabras.
Da vueltas, molino blanco,
para que la estrofa cante.
Gira, octosílabo, gira,
que hace viento de levante.
Del pozo profundo y fresco
sacará el molino el agua.
Y la estrofa, la alegría
del claro pozo del alma.
Da vueltas, verso octosílabo.
Abre tus velas al aire.
Canta, molinito, canta,
que hace viento de levante.
Molino, suelta las sílabas.
Verso, que giren tus aspas.
Que preñes las velas, viento.
Molino, ¡que suba el agua!

Antonio Oliver Belmás, "Sendero"



Restos del Molino del Tío Poli en la actualidad. Foto ARP